El Arte de la Caricatura ( Soy Fan de Guillermo Forchino )

 



La artista plástica Mónica Farbman elige su cuadro Favorito 

LA CARNICERIA, 1998, de Guillermo Forchino




En el año 2004, después de un largo camino de formación artística, donde modelaba el cuerpo humano con arcilla, mi inquietud era irme  alejando  de esa  técnica y material conocido para realizar algo mas propio, más ingenuo y con otra masa, igual de maleable que la arcilla, pero que no necesite cocción.

En mi búsqueda encontré en el camino a la artista plástica Malena Bertolloto, oriunda de Villa Constitución.

Ella me mostró la masa de papel maché, la cual se realiza partir de papel, cola Vinílica y tiza en polvo. Es un material muy económico y que también me permite  colaborar con el medio ambiente, reciclando los papeles que encuentro en  mi casa.

Un día de otoño caminando por el centro de la ciudad de Rosario, al llegar a la esquina de calle San Lorenzo  con calle Paraguay observe en la vidriera del negocio “Petimento Rosario “un cuadro  realizado en relieve que me asombró  “La Carnicería” de Guillermo Forchino.

Era exactamente lo que buscaba una representación caricaturesca de una carnicería de Barrio de los años 80, es un relato escultórico de la escena, una confluencia de la escultura y la historieta.

Es una obra en volumen que visualmente se aproxima al mundo del comic, construida a partir de pequeños y evocadores detalles que componen la puesta en escena de sus personajes.

Los cuerpos y rostros de sus figuras se hacen elocuentes y dialogan con el espectador en una connivencia lúdica.

Al Ingresar al negocio para saber sobre el autor , me comentaron que su nombre es  Guillermo Forchino es rosarino, Licenciado en Bellas Artes y que actualmente vive en París.

 Investigando sobre su obra y su trayectoria me entere que Forchino, a principios de los años ochenta comienza a trabajar el volumen y a investigar diferentes materiales. Esta búsqueda, iniciada en la Facultad de Rosario, prosigue durante los estudios de Restauración y Conservación de Obras de Arte que realiza en la Universidad de la Sorbona, en París, tras haber obtenido una beca.

En el año 1984, regresa a la ciudad de Rosario, se instala y abre su taller.

En ese momento comienza a crear una serie de personajes  cuyos cuerpos los fabricaba con bandas de telas entrelazadas, dejando ver solamente cabezas, manos y pies que estaban  realizados a partir del papel maché  tratados con pigmentos naturales y sumergidos luego en cera virgen.

A principios de los años noventa deja el uso del papel maché para comenzar a utilizar resina de poliuretano y goma de silicona para crear  sus personajes y comienza a acercase al mundo del comic, en el que deja asomar cierta ironía.

El artista Plástico y Crítico de arte rosarino  Rubén Echagüe  dice que “Guillermo Forchino es un violinista virtuoso tanto de la anécdota pormenorizadamente contada como del detalle inmejorablemente reproducido “.

La Carnicería es una caricatura tanto su escena como sus personajes. Y me  pregunto ¿Por qué una caricatura? Según  el escritor español Félix de Azúa, en su erudito y cáustico “Diccionario de las Artes  “puntualiza que” la Caricatura es un rasgo eminente de los productos artísticos del siglo XX es su extendido carácter caricaturesco”.

Luego Azúa enumera una serie de obras maestras, en la que se codean El proceso de Kafka con Las Señoritas de Avignon de Picasso, y las esculturas filiformes de Giacometti con  El mandarín milagroso de Béla Bartók, para aseverar, finalmente, que “la esencia  de la caricatura participa de la esencia del arte del siglo XX”

Si nos ponemos a pensar tenemos una sociedad que se multiplica y se caricaturiza en millones de pantallas como en espejos deformantes, hasta el punto que  la realidad virtual amenaza con sustituir a lo que antes juzgábamos como la realidad tangible, el arte le responde caricaturizándose.

Por eso es que nos resultan tan seductoras y, más que nada, tan familiares y amigables las caricaturas tridimensionales de Guillermo Forchino.

En La Carnicería como en toda su obra  el espíritu comic se fue infiltrando en la obra, donde la ferocidad crítica  hacia la sociedad cede ante la seducción de la comicidad, la agudeza de la observación y la precisión de los detalles, recreados con amorosa exactitud.

A partir de ese momento todos los estratos sociales, todas las profesiones y los oficios, todos los temperamentos y roles circunstanciales, tendrán cabida en su multifacética galería.

El conocer la obra de Forchino me sirvió para abrirme los ojos a una escultura que se acerque más a un  personaje real que nos cuente una historia de nuestra realidad.

Mis trabajos dieron el giro que estaba buscando. Comencé a crear el  personaje de Señoras, las llamo “Las Gordis “que van mostrando distintos instantes de sus vidas y sus recuerdos, son pequeños momentos en tres dimensiones.

Al igual que Forchino, estos personajes o caricaturas de la vida siempre le sacan una sonrisa al espectador, porque en algún punto nos vemos reflejados.

 

 

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